Filosofía aplicada a los Recursos HumanosPensamientos, opinión, estrategias

Todo Talento conlleva una gran responsabilidad

Todos creen que tener talento es cuestión de suerte; nadie piensa que la suerte puede ser cuestión de talento. Jacinto Benavente

Estudiando, pensando e investigando sobre el Talento encontré una original campaña de Marketing de Monster, el conocido buscador de ofertas de empleo. La campaña ha lanzado distintos vídeos que nos hacen caer en la cuenta de la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos respecto a nuestro talento. Y nos hace plantearnos preguntas como, ¿has escuchado ya tu talento? ¿crees que has desarrollado todo tu potencial?, ¿te has planteado todas tus posibilidades?

En esto del talento entiendo que hay dos aspectos importantes y bien diferenciados. Por un lado, la responsabilidad que nosotros mismos tenemos de cuidar y exprimir nuestros talentos, aquello que hacemos bien, aquello que nos hace diferentes y que además y porqué no, nos gusta. Somos responsables de estar a la altura de las circunstancias, de adaptarnos, de reinventarnos si es preciso, y de seguir formándonos para ser los profesionales que la sociedad de hoy y las empresas necesitan. Pero igualmente, somos responsables de poner en valor estas cualidades, competencias, actitudes, lo que nos diferencia, y de no aceptar empleos o situaciones en los que no vamos a crecer ni profesionalmente, ni personalmente. Todo esto es nuestra responsabilidad. Si en tu empresa te sientes más como un champiñón que como una persona valorada y un profesional útil, ése no es tu lugar. Y solamente tú puedes cambiar esa situación. Puede no resultar fácil pero los miedos y los muros más grandes que cada uno de nosotros tenemos que derribar están en nuestra mente. Dar ese paso, puede abrirnos muchas opciones.

Sólo las personas capaces de saltar de una oportunidad a otra, capaces de actuar en condiciones de incertidumbre, capaces de olvidar nociones que un día fueron importantes, sólo estas personas sobreviven y alcanzan el éxito. Gregory Bateson

 

El segundo aspecto del talento tiene que ver con la responsabilidad del empleador; los que quieren atraer y captar talento para sus Organizaciones. Para éstos el primer paso tiene que consistir en un cambio de mentalidad. Y empezar por cuidar, casi diría mimar, el proceso de selección. No se puede dejar en manos de seleccionadores, la mayoría de las veces no capacitados, y que son a su vez fruto de un proceso de selección de masivo, con condiciones de empleo malas y sueldos bajísimos. Estos seleccionadores se limitan prácticamente a hacer criba curricular en base a criterios personales dudosos. Aquí me parece adecuado citar la famosa frase de Einstein, si juzgas a un pez por su capacidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil. Esto sucede a menudo cuando los seleccionadores y las empresas no son competentes, hacen mucho daño.

Cada vez estoy más convencida de que la selección ha de ser llevada a cabo personas muy cualificadas, y lo más importante, perfiles directivos que sepan transmitir la cultura de la empresa a los candidatos y que sepan seleccionar en base a esos criterios. No tanto en base a las competencias técnicas, sino a en base a que los valores personales del candidato estén en sintonía con los valores de la organización. Esto es fundamental si queremos que ese profesional pueda aportar lo mejor de sí mismo y pueda llegar a comprometerse con nuestra organización. Si no comparte nuestros valores y criterios, difícilmente llegará a tener sentimiento de pertenencia.

Es también urgente que las Organizaciones de hoy se sientan obligadas a hacer crecer a sus talentos. Todo el mundo tiene talento. Y las empresas tienen que poseer la habilidad de dar a cada uno el puesto o el lugar en el que sea capaz de brillar y así hacer brillar a la Compañía. Hay que ofrecer formación diversa y continua, y formación que sirva para el desarrollo profesional y personal de nuestras personas. No sólo cursos de Excel o formación técnica concreta para agilizar procesos. Se trata de ofrecer algo que las personas quieran, demanden y disfruten también. Hay que formar en competencias digitales, en comunicación, en marca personal, en big data, en mindfulness… Si nuestros colaboradores perciben que lo que ofrecemos no tiene un fin egoísta, sino que es algo interesante que aporta valor y que les apetece, sin duda se sentirán valorados y reconocidos. En esto consiste la verdadera gestión del talento, en querer sinceramente el desarrollo de nuestras personas. En dialogar y saber en qué lugar o puesto son más felices y qué necesitan para serlo.

Termino esta reflexión con uno de los vídeos de Monster, anteriormente citados. Como dije hace referencia a nuestra responsabilidad sobre nuestro Talento. Porque ¡Todos somos genios!

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