Tal vez éste no sea el mejor de los mundos posibles, aunque Leibniz creyera que sí, pero lo que es seguro es que puede ser un mundo mejor.
Sin duda la construcción de este mundo mejor tiene que contar con todos y cada uno de nosotros. La suma de muchas identidades unidas, un uno para todos y todos para uno.
Pero hay que tener en cuenta el entorno, el contexto, un mundo globalizado y cambiante. ¿Cuáles son las consecuencias?

El cambio. Darwin
Estamos hartos de escuchar y de ver la frase de Darwin, No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta. Toda presentación que se precie de las que he podido ver últimamente incluye esta frase.
Está claro que el cambio es el gran protagonista de nuestros tiempos. Nadie lo pone en duda. Respiramos cambios en nuestro día a día.
Ya, uno de los ilustres presocráticos, Heráclito de Éfeso(550 a.C) afirmaba que todo fluye, y que sólo el cambio permanece. El devenir es el principio de todas las cosas. Heráclito veía el cambio en los ciclos de la vida, en una especie de eterno retorno biológico.
Ese cambio vital está regido por la ley natural. Pero lo que nos preocupa y condiciona hoy son los cambios estructurales de la sociedad porque son más rápidos y más bruscos que nunca.

La relación del hombre con la naturaleza, con el planeta y consigo mismo ha cambiado.
Más allá del cambio, lo que hay que tener en cuenta son las consecuencias que se derivan de él. Este cambio continuo y constante configura nuevos individuos, con características concretas.

Zygmunt Bauman define el concepto de Modernidad líquida y describe perfectamente el proceso en el que se inscribe nuestra circunstancia social de hoy. Como el líquido se adapta a distintos moldes y toma diversas formas, así todas las estructuras e Instituciones que forman nuestra sociedad tienen que cambiar de forma continuamente.

Hoy en día, cada uno de nosotros está sometido a la presión de tener que tener una identidad flexible y versátil, vamos que no vale eso de es que yo soy así. Si las circunstancias cambian, yo cambio de opinión…decía John Maynard Keynes. No me estoy refiriendo con esto, a un relativismo de opinión o ideológico, sino de que estamos obligados a una adaptación constante y continua con respecto a la nueva era de la información.
La identidad de cada uno de nosotros, en esta sociedad líquida, se configura como una responsabilidad reflexiva y adaptativa, es un proceso de integración en una sociedad cada vez más global, pero también, cada vez más voluble y menos sólida. Se ha perdido en gran medida el concepto de que el objetivo es común.
Vivimos en la sociedad de la incertidumbre, del cambio rápido, en la que las Instituciones no son sólidas y los valores se diluyen en el relativismo y en una cierta deshumanización.

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Parece que esta sociedad es el caldo de cultivo de los «Millenial», de los que tanto se habla. Los Millenial son los nativos de este VUCA World, de un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo. Ser Millenial es saber que no puedes detener las olas pero, puedes verlas como una oportunidad para aprender a surfear.
Se ha etiquetado a los Millenial por su edad, el año de nacimiento. Yo creo que se trata de una nueva generación, formada por muchas generaciones. Tu abuela o tu madre pueden ser millenial. El distintivo no es la edad, es la actitud. Todos o casi todos, estamos resignados y sometidos al cambio, lo hemos normalizado y asumido.
Ya nada parece ser para siempre, ni el trabajo, ni en nuestra vida social. Aceptamos las estructuras flexibles y débiles de la política y de las organizaciones. Y aunque no todos somos nativos digitales, el uso del Smartphone y de las redes sociales se ha democratizado. (Mis padres tienen más amigos que yo en Facebook). Es la continua reinvención de nuestra identidad y  afirmación de nuestro lugar en el mundo. El siguiente paso, y el imprescindible para lograr una transformación social positiva está en el futuro próximo, lo interesante no es tener nativos digitales, sino nativos responsables: Qué entiendan la solidaridad de una comunidad global como un compromiso compartido.
Esta sociedad tan global y tan incierta ofrece ventajas porque condiciona nuestra identidad escurridiza y nos hace cada vez más dependientes del otro. es ahí donde se encuentra la esperanza de crear una conciencia colectiva que construya y luche por el bien individual a partir del bien común.
El primer aspecto a tener en cuenta es la solidaridad, es una pena que se considere sospechosa por su asociación con “el buenismo”. Pero realmente la solidaridad está directamente conectada con la justicia, que se basa en un sentimiento de solidaridad común.

SDGs
Iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, nos hacen ver con claridad que nuestro mundo es una aldea global, y que sólo unidos y teniendo objetivos comunes podemos acabar con las grandes desigualdades , con las injusticias y defender la dignidad de cada ser humano.
Nos necesitamos unos a otros, y no puede funcionar una estructura social en la que cada uno va a lo suyo, las libertades individuales tienen que conjugarse con una responsabilidad y un bien común. Ésa la base también de nuestra democracia, que a veces se tambalea, porque olvidamos este sustrato esencial.
No sé si estamos en el mejor de los mundos, pero sí sé que entre todos se puede construir un mundo mejor.

“La humanidad es para sí misma, a la vez, su peor enemigo y su mejor oportunidad” (Patrick Viveret)

CC BY-NC-SA 4.0 Leibniz, Millenials y el mundo VUCA por Cuestión de Ideas está licenciado bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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