“Dejémonos de verborrea, el efecto invernadero ya está aquí”

Es el Dr. James Hansen, científico convertido en “activista” el que comienza a hablar de “efecto invernadero” introduce este término en la Agenda pública, y le confiere un carácter de urgencia, cuando en sus declaraciones insta a la acción.

Michael Renner (investigador de Worldwatch Institute), cita algunos hitos importantes que marcan el inicio de un Movimiento de concienciación sobre la importancia del Cambio climático a nivel mundial (climate change).

En 1992 la  United Nations Framework Convention on Climate Change, (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), es el inicio de las COPs (Conference of the Parties). La última, COP21, recientemente celebrada en París ha reunido a líderes políticos, de 195 países para alcanzar un acuerdo que permita frenar el calentamiento global. Este pacto es el marco de referencia que pretende guiar a los gobiernos hacia una agenda que frene la emisión de gases de efecto invernadero y de energías que sean respetuosas con el medio ambiente.

Desde 2013, se reconoce “institucionalmente” (IPCC) que la influencia humana ha sido la causa principal de lo que conocemos como Calentamiento global.

Nuestro sistema económico capitalista nos empuja al agotamiento de los Recursos para seguir creciendo, por eso, necesitamos promover un cambio de sistema enfocado a lo que se denomina el Crecimiento verde (Green Growth).  Es decir, crecimiento económico y desarrollo,  pero asegurando los recursos naturales y medioambientales que el bienestar de la vida humana requiere, esto es en realidad, el concepto de sostenibilidad.

Los grandes avances de la ciencia y la tecnología son una “espada de doble filo”. Desde la Revolución Industrial el hombre ha dominado la tierra y ha usado sus recursos en su propio beneficio, sin pensar en las consecuencias, de una forma utilitarista.  Todos los avances técnicos y científicos han supuesto un gran coste para nuestro planeta que ha sido considerado como una commodity.

Esta falta de prudencia y de medida del comportamiento humano es la mayor amenaza para la supervivencia de la humanidad. Hemos utilizado durante el siglo XX, diez veces más de energía que en los mil años anteriores.

La ciencia y la técnica han hecho que la relación entre el hombre y el mundo cambie. Hemos perdido la conciencia de proteger la naturaleza. El modo en que la técnica moderna hace salir lo que necesita de la naturaleza es una provocación. Esta forma de relación con la naturaleza se vuelve contra el ser humano.

Hans Jonas es uno de los grandes teóricos de la Responsabilidad. En su obra El principio de Responsabilidad, Ensayo para una ética para la civilización tecnológica, parte del siguiente imperativo categórico: Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la tierra. Una vida propiamente humana está caracterizada por la posibilidad de atribuirse deberes, que tienen que ver con las condiciones de libertad y lucidez propias de nuestra naturaleza.

El cambio en nuestro comportamiento y la forma de entender la economía y el consumo son claves para que podamos hablar de desarrollo sostenible. La ética aplicada a nuestras ciencias humanas como la Economía, sin duda pueden servir de ayuda.

Una llamada a la prudencia y a la responsabilidad es necesaria, y tener en cuenta que cada una de nuestras acciones tiene consecuencias, y puede ser dañina. Hay que dejar de pensar en la ganancia a corto plazo (Short-term gain) y pensar en los resultados y consecuencias a largo plazo, es decir, en la supervivencia de la humanidad en el futuro, es el imperativo categórico al que se refiere Hans Jonas.

 

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Las Conclusiones de la Introducción del informe de The Worldwatch Institute 2015, nos conduce a la misma reflexión que citábamos anteriormente: Nuestro sistema económico está programado para exprimir los recursos naturales y esto provoca una serie de problemas que se van agravando y que ponen en peligro la continuidad de nuestra forma de vida. El mundo necesita adoptar soluciones que cambien nuestro sistema de producción y nuestra forma de entender el consumo. Esta transformación va más allá de una serie de adaptaciones técnicas exige un cambio estructural y global en el ámbito social, económico y político para crear los cimientos de una civilización humana sostenible.

 “La actual crisis financiera es el resultado de vivir por encima de nuestras posibilidades financieras. La crisis climática es el resultado de vivir por encima de los recursos del planeta.” Yvo de Boer, secretario general de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

 

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