Dónde no puedas amar pasa de largo. Nietzsche

Tal vez pueda parecer pedante pero encierra gran verdad y podríamos convertir esta frase en un principio a seguir en nuestras vidas. Yo lo aplico sobre todo al trabajo, donde en general no funciona así, sino más bien al contrario. Escuchamos a muchas personas hablar de su decepción por la empresa en la que trabajan y de su desánimo en el trabajo. Pero el trabajo precisamente es uno de los aspectos más importantes de nuestra vida, y siendo así, sólo deberíamos aceptar o tener un trabajo en el que pudiéramos poner el corazón, amar y sonreír, es decir, dar lo mejor de nosotros.

Quiero pensar que las cosas están cambiando, y que las empresas empiezan a tomar en serio la importancia de ser responsables en todos sus ámbitos. Ofrecer empleo, pero sólo de calidad, es la primera responsabilidad de una empresa.

Sin embargo, el proceso de cambio, permitídme que lo llame proceso de “humanización” es muy lento. Así que, desgraciadamente las empresas que van dando pasos aún son excepcionales, y sólo algunos afortunados trabajan en ellas. ¿Y el resto? Pues el resto se conforman y viven resignados,  y la gran mayoría amargados, contando las horas que faltan para llegar al viernes desde el lunes a primera hora.

Cada vez estoy más convencida de que el proceso transformador de humanización empresarial no tiene que ser sólo para la empresa empleadora, sino que  deberíamos llevar a cabo un proceso de formación y de sensibilización desde las Universidades y Escuelas de Negocio. Aún hay personas que creen que para tener trabajo hay que soportar las condiciones que te impongan a toda costa, y que hay que aguantarse, resignarse y renunciar a los propios sueños, y a veces incluso a la propia vida.

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Esto es un error, y si entre todos cambiamos nuestra forma de pensar, dejarán de aceptarse trabajos indignos e incómodos. Muchas empresas se refugian en el pensamiento de que si este candidato no lo acepta, vendrá otro que sí, y se aprovechan de las circunstancias personales de «necesidad» de muchas personas.

No debería existir, ni debería ser aceptado, ningún trabajo que no lleve como adjetivos: digno, conciliador, ilusionante, atractivo, libre,…

La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada. Ortega y Gasset

Una entrevista de trabajo supone una especie de “encuesta de clima” de cómo es la empresa. Cuando te describen el puesto de trabajo ofertado,  las condiciones, y hasta la forma en que se dirigen a ti durante la entrevista, en ese momento  ya sabes cómo es la empresa.

Cuando en una entrevista de trabajo, el entrevistador, ya sea del Departamento de Recursos humanos o el que será tu jefe directo se dirige a ti de manera altiva y mostrando que te ofrece una gran oportunidad, aún no a tu alcance. Normalmente te está ofreciendo un puesto de trabajo que no te gusta y que te produce acidez de estómago sólo de pensarlo. Pero te asaltan esos malos pensamientos que dicen: Es lo que hay, hay que aguantarse, mejor es esto que nada!

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La parte estrella de la entrevista suele llegar en dos temas clave: el horario y el sueldo.  Por el sueldo normalmente hay que preguntar porque se olvidan de mencionarlo, qué despiste! Y no es sueldo, es banda salarial. En este tipo de organizaciones más que banda es un hilo salarial, y en cuanto al horario, no falla, siempre ofrecen la fórmula anti- conciliadora. Horario partido, con una o dos horas para comer y continuar por la tarde hasta las siete aproximadamente.  Esta es sin duda, la mejor parte, cuando subrayan que no les gusta que a la hora en punto la gente salga “de estampida” como si tuvieran otra cosa que hacer: vida personal, familia,… Da igual! hay que quedarse lo que sea necesario, según la carga de trabajo y las condiciones, que hay que decir que casi siempre son desfavorables.

La guinda que cierra la entrevista es la que vuelve a hacer hincapié en la importancia de la disponibilidad absoluta de horario; suele ser esa frase que habla del valor del compromiso y la responsabilidad (sólo por parte del trabajador claro).

Es triste, o  más bien indignante, que muchas empresas confundan compromiso con presentismo, con abuso de sus empleados y casi con esclavitud. Porque la esclavitud tiene que ver con la falta de libertad y desgraciadamente, hoy en día todavía muchas personas no pueden elegir porque no hay oportunidades y las circunstancias personales aprietan.

Una compañía que ofrece este tipo de trabajo no es de confianza para nadie, ni para sus clientes, ni proveedores. Si trata así “a los de casa”, a sus propios empleados, ¿qué no hará con los demás?.  No ofrece ninguna confianza.

Queridos empresarios, empleadores, jefes y jefecillos, el compromiso sólo se logra cuando la persona es feliz trabajando y cuando está orgullosa de pertenecer a vuestra compañía. Cuando un trabajador se siente maltratado, trabaja sí, pero nunca va a dar lo mejor de él. Sólo espera el momento oportuno para salir.

Sí señores ¡aún queda mucho por hacer! Cada día la gente se presenta a entrevistas como ésta y lo peor es que aceptan porque no hay más remedio, resignados y amargados. Muchas empresas aún están lejos de entender lo que es el empleo de calidad y de saber que es su primera responsabilidad. Los Recursos humanos y la Responsabilidad social tienen aún mucho que hacer y decir, pero hay que ser valientes. Hay que romper estructuras y atreverse a decir que NO a muchas cosas, no hay que renunciar a nuestros valores y principios y mucho menos  a nuestra dignidad personal.

Todos tenemos derecho a soñar con un trabajo que nos haga sonreír, que nos ilusione. A sentirnos valorados y respetados por nuestra empresa, y a estar orgullosos de pertenecer a ella.

No hay que olvidar poner en práctica la frase con la que hemos comenzado: Allí dónde no podamos amar, es mejor pasar de largo; sacudirnos el polvo de nuestros zapatos y seguir caminando. Si todos hacemos esto, seguramente  las cosas cambiarán.

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento.

Mario Benedetti

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  1. evelyn